jueves, 21 de marzo de 2013

BABY Y FUYUR (III)

BABY se llama así por la protagonista de Dirty Dancing.

Cuando nació era muy escuchimizada, muy larga y muy delgada. Su madre, Kira, no la quería, la empujaba con el hocico, como despreciándola, intuía que no viviría mucho tiempo. Pero se aferró a la vida con uñas y dientes, y salió adelante.

Es una perrita alegre y vivaracha y la jefa de la manada.

Me encanta cuando le lanzo cualquier chuchería al aire y la coge al vuelo. Es muy rápida, muy lista y muy despierta.

Cuando vivía su madre, Kira, y los sacábamos al parque, Dalí, su hermano mayor, y ella perseguían a Kira a la carrera, era muy divertido ver a los tres westitos unos detrás del otro, llegaba el momento en que Kira se paraba y ellos, uno a cada lado, le ladraban, pero ella ya solo quería descansar. Entonces era Baby la que salía corriendo con el rabito recogido entre las patas para que Dalí la persiguiera y ella se dejaba alcanzar solo para que él la revolcara.

FUYUR se llama así por el dragón volador de "La Historia Interminable" de Michael Ende.

LLegó a casa en un cumpleaños de Rosa, en junio hará 4 años. Rosa llevaba años ansiando un yorkshire. Siempre que veíamos uno se le iban los ojos detrás y me decía, en broma, "anda, ve y quítaselo, seguro que no se da cuenta". Se acercaba, los cogía en brazos y los achuchaba con muchísima dulzura.

Así que ese año hablé un un amigo criador y le dije que quería un machito. Hubo suerte, tenía una camada justo a punto.

El día del cumpleaños me lo trajo en una cajita de cartón, de las de las galletas. Era diminuto, negrito y encantador.

Yo había cogido un día libre para pasarlo con ella, aunque ella tenía que trabajar. Así que al recoger el perrito la llamé para ver donde estaba y bajaba con el coche desde la parte alta de nuestra pequeña ciudad. -Espérame- me dijo. Pero yo no podía esperar, estaba deseando ver su reacción al darle su regalo; y subí, por la calle que sabía que tenía que venir, con la cajita en brazos. Al verme paró el coche. Y pensó que en la caja llevaría su tarta de cumpleaños. Entré la caja por la ventanilla, al tenerla en su regazo, mirar en su interior y ver a Fuyur se le cayeron las lágrimas. Se lo llevó al trabajo y lo tuvo con ella toda la mañana.

Siempre me dice, y me lo dice a menudo, que es el mejor regalo que le he hecho nunca.

Fuyur fue un juguete, aún lo es, es un motivo más de alegría en nuestra casa llena de amor perruno.

Y Fuyur crecío, no mucho, y siempre estaba al lado de Baby, dormían uno pegadito al otro. Lo tuvimos que operar de una patita y él buscaba a la perrita para que ella lo consolara en su convalecencia. Y surgió el amor. Y nacieron 6 preciosos cachorritos. Mi Rosa dice que son "chuchos" (para hacerme rabiar, en broma, a ella la da igual con raza que sin ella la gustaría tener aún más, habitualmente me dice deberíamos adoptar) y yo digo que tienen dos razas, "yorkwest", yorky y westy. Pero esta es otra historia.

Fuyur sigue muy enamorado de Baby, pero ella solo le hace caso de vez en cuando, y en esas ocasione, él es el perro más feliz del mundo haciéndole monerías a su perrita.


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