miércoles, 30 de abril de 2014


Anoche fue una noche fantástica. Iba como invitada al desfile de la Asociación contra el cáncer. Era un acto en el que mujeres mastectomizadas desfilaron con lencería y ropa de baño.

Yo iba con miedo escénico, la verdad. La presentadora, una gran persona, me había llamado unos día antes.
- Oye Paqui quiero que participes en un desfile en el Vegas Altas.
- Ni loca -contesté yo- con mi metro y medio (en realidad 1,54 cm) y estas "jechuras", ¡ni loca!.
- Que no, tonta. Que lo que queremos es que con tu gracia y saber estar, arranques unas risas a las personas de la asociación que algunas están pasando por momentos difíciles.
- Ah, eso es otra cosa. ¡Cuenta conmigo!.

Y allí me presenté a las 20:30 en punto. Con más miedo que vergüenza (y mira que vergüenza me queda muy poquita. ¡Jajajaja!).

Empieza el desfile y ocho mujeres que habían pasado el trance del cáncer de mama, unas habiéndolo superado, otras en proceso de superación, se subieron a la pasarela con una fuerza, una energía, una alegría, una valentía envidiable.

Lucieron lencería y trajes de baño con un halo radiante, con una fuerza contagiosa, con una alegría que impregnaba el ambiente. Ocho valientes como otras muchas valientes que se enfrentan al problema con la frente alta y el ánimo dispuesto.

Aplausos, sonrisas y felicidad eso era lo que por allí rondaba.

Y yo estaba inundada de esa atmósfera.

Se me fueron los miedos y los agobios. ¡Si estas mujeres han podido con el cáncer, yo puedo con lo que me echen! -pensé.

Y me llegó el turno. E hice lo que mejor sé hacer, hice feliz a los que estaban allí. Se rieron conmigo (no de mí) porque hace mucho tiempo que he perdido el sentido del ridículo. Disfruté, disfruté y disfruté viendo sus caras alegres, sus sonrisas, sus risas. Yo fui la más afortunada, incluso en el sorteo me tocó uno de los regalos ¡jajaja! ¡qué fuerte!.

Después vino el desfile de trajes de baño, las modelos estaban radiantes, sin complejos, pletóricas de sentirse vencedoras a esa maldita enfermedad y diciéndole a las otras, a las que aún luchan contra ella, que de esto se sale.

En fin, una inyección de buen rollo, de alegría. Personas envidiables, a las que no puedo sino agradecer que me hicieran participe de esa gran noche.

¡Gracias por todo! ¡Y toda la suerte del mundo!

Ahora viene el puente y las fiestas de la Santa Cruz.

Ya os seguiré contanto. Gracias, Gracias, Gracias.

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