viernes, 3 de mayo de 2013

EL PLUMIER
Estaba en el fondo de la cartera. Con sus formas rectas y duras, pero a la vez suaves.

Era un plumier de madera, color pino. Sus vetas eran como las ondas que se forman en la corriente del río al topar con una rama o un insecto. Discurriendo sinuosas pero impredecibles.

Dentro sonaba, a cada paso, como si de una campana sorda se tratara, al golpear, el lápiz, el sacapuntas, el bolígrafo y tal vez algún bolindre y una moneda.

En él cabia de todo. Ese diente que se cayó inoportunamente a la hora del recreo, una nota de amor, la lista de los regalos que quería para reyes, la goma de borrar que regaló al abuelo y que ya él no iba a necesitar allí donde había ido, el dedal de la abuela, que parecía un cubito diminuto para duendes, el botón de una chaqueta, una tiza que le había regalado, por buena, la maestra, un zapatito de su muñeca.... 

Todo, todo cabia en el plumier de madera. 

Los lápices Alpino, que le trajeron los reyes: el blanco para pintar las nubes, el amarillo para pintar a su canario, el verde para pintar la hierba y los ojos de su gato, el rojo para las sonrisas, el gris para la niebla, el azul para el cielo, el naranja para el sol, el negro para las puertas, el marrón para las monedas, el lila para las violetas, el rosa para la barriguita de su perro....

Y cada color un sentimiento. Si estaba alegre le gustaba colorear de rojo, si triste de morado, si preocupada de negro o de gris, si tenía mucho sueño todo se le volvía azul, y si estaba melancólica todo era rosa. No es verdad que el amarillo fuera de la mala suerte, ni el verde de la esperanza. El naranja era el color de la siesta.

Todo y todo cabía en el plumier.

Y ahora el plumier descansa, un poco viejo, en la estantería nueva. ¡Cuántos golpes, cuántos arañazos, cuántos recuerdos, cuántas alegrias y cuántas tristezas!.

Ya han pasado muchos años desde que lo llevaba en el fondo de su cartera. Ya no están ni el dedal, ni la goma, ni el diente, ni los lápices de colores. Pero lo sigue cogiendo de vez en cuando y todo, todo lo recuerda.

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