domingo, 12 de mayo de 2013

ESOS LOCOS QUE NOS DEJAN BAJITOS
























"Mis niñas" estaban locas, con esa locura maravillosa de los 14-15 años tiernos. Con esa locura llena de vida y alegría, llena de risotadas y gritos estridentes. Con esa locura que me devolvía, un poco, a sus increíbles años. Con una locura que me envolvía y me arrastraba, porque aún quedaba en mí algo de niña, ¡qué maravilla llevar una niña dentro de tí hasta que la muerte te lleve de puro viejo!. Con esa locura que te hace caer en un sueño profundo, de cansancio, cada noche; y sonreír al pensar que ya no estás para esos trotes.

"Mis niñas" no podían ser mis hijas, porque entonces yo "aún no era demasiado vieja", según sus propias palabras, pero disfrutaba pensando que podrían ser mis hermanas pequeñas.

"Mis niñas" eran para mí "esos locos que nos dejan bajitos".

"Mis niñas", así, en posesivo, me devolvían a la vida en aquella vida gris, me envolvían en sus miradas pícaras y me transportaban a su mundo mágico, donde todo era JUGADO seriamente, donde todo se sopesaba, con subjetividad muy objetivamente, pero todo era tan inocente que hasta la injusticia -su pseudoinjusticia- se hacía atenuable.

Ellas estaban locas por la vida y a mí me habían contagiado irremisiblemente.

Aún las recuerdo doblando la esquina del antiguo Bar España y entrando en la Plaza con grandes silbidos y gritando mi nombre. Yo levantaba la vista de mis temas de oposiciones y se me caía la cara gris de opositora aburrida y se me colocaba una sonrisa de oreja a oreja y el brillo de mis ojos reflejaba su adolescencia.

Me revolvían los pensamientos, los papeles y los sentidos, pasaban por mí como un huracán de felicidad, me lo dejaban todo panza arriba y lleno de frescura y renovaban mis ganas de seguir luchando por alcanzar mis sueños. 

Creían en mí y yo creía en ellas y no me han decepcionado.

Han pasado treinta años y en mí recuerdo las sigo viendo a todas con sus caritas de niñas felices y juguetonas. Y las añoro y las sigo queriendo como entonces.

Eramos "LAS PEPAS" y no se nos ponía nada por delante.

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